Cada producto de metal precioso consiste en cierta medida en el propio metal precioso y otras sustancias. La pureza habitual para el oro y la plata hoy en día es 999/1000, por lo que los grados de pureza de hasta 999.99/1000 son técnicamente posibles y se utilizan para monedas especiales individuales. Sin embargo, una pureza tan alta también requiere procesos técnicamente mucho más complejos. Ya en 999/1000 un producto se considera «puro», ya que siempre está presente un residuo más pequeño de materia extraña. Para lograr el peso troy especificado, las barras y monedas siempre son ligeramente más pesadas de lo indicado. Además, también hay monedas hechas de aleaciones, pero para ser consideradas una moneda de inversión, las monedas de oro deben tener una finura mínima de 900/1000.